“Cantata” del BC de Iván Tenorio, denostada, incomprendida e imprescindible, después…

Cantata” estrenada por el Ballet de Camagüey el 9 de abril de 1971 en el Teatro “Principal” de Camagüey, con diseños del Otto Chaviano,  fue una de las coreografías más emblemáticas y que dotó al ballet de Camagüey de una prosapia y categoría internacional notoria.  Después de “Cantata”, el BC de Camagüey  alcanzó el pináculo del prestigio y la originalidad. Primero fue un proyecto de Iván Tenorio para el BNC de Cuba, compañía de la cual provenía el coreógrafo, pero que por lo ambicioso del trabajo en sí y por no tener Iván ese entonces una obra que lo avalara como coreógrafo no fue realizado. Antes él había hecho “Adagio para dos”, sobre la imposibilidad de amar cuando los amantes estas inmersos en medio de una guerra y “Introducción a una idea”, que abordaba problemáticas relacionados con la dialéctica. Iván asume pues la posibilidad de montar su proyecto coreográfico en la compañía agramontina con el nombre de “Juegos Profanos”, título que ya en sí mismo no gustó a muchas personas de cierta parte de la oficialidad cultural de ese entonces en Camagüey. Todo el mundo sabe toda la polémica que se desató cuando se estrenó y que finalmente de “Juego Profanos”, término llamándose “Cantata”, incluso este ballet fue retirado de la escena por festinadas consideraciones pueriles y provincianos criterios que lo tildaron como obsceno, inmoral etc. Luego la historia demostró que sin dudas una “Cantata” es de las mejores creaciones contemporáneas que se ha dado el lujo de tener en su repertorio del BC. Fue muy acogido a nivel internacional y con excelentes críticas. Donde quiere que la compañía bailo “Cantata” fue exitosamente aclamada. A demás demostró que el Ballet de Camagüey estaba bien preparado no solo para los grandes clásicos sino para propuestas contemporáneas que al final le dieron una especial “identidad” a la agrupación danzaría.

El tema de “Cantata” trata- y lo consigue-, de establecer una línea analógica entre los textos profanos de las canciones de la “Carmina Burana· del músico Karl Orff, compuesta por veintidós canciones de las 25 de la obra original, y el desarrollo de la vida  del hombre a través del tiempo, así como la evolución de la vida del mismo y el descubrimiento del amor. Basado en esta idea Ivan Tenorio tejio toda la estructura coreográfica, utilizando un cuerpo de baile compuesto por nueve bailarines, que acompañan cinco solistas, el primero actuando como personaje colectivo y siguiendo una línea homogénea. Cantata se dividía en tres partes

  • El nacimiento del ser humano,
  • Infancia y Adolescencia,
  • El hombre reconociéndose como ser humano.

El tema central de “Cantata” era plasmar la lucha del ser humano en contradicción consigo mismo, el cuerpo de baile representaba al ser humano, los tres  solistas el mundo de las ideas  y  la espiritualidad y el tercero la vulgaridad y lo grotesco. Este era básicamente la estructura que seguía el discurso coreográfico. La estremecedora  música de Karl Orff funcionaba  como un código propio,  interactuando con la danza, una veces en forma de apoyatura, otras de forma contrapuesta al mismo movimiento. El lenguaje coreográfico contemporáneo se utilizó en esta genial obra como asimilación de diversos signos como: el gestus social y la expresión corporal y algunos recursos teatrales de Grotowski como “desnudamiento sacrifical del actor ante un espectador que ve ante si sus preocupaciones, sus aspectos más recónditos, en la esperanza confesada de la redención colectiva”. Las asimetrías y las simetrías del entramado coreográfico que Tenorio utilizó en Cantata estaban con toda intención puestas en función de esta ambiente ritual. En esta obra Tenorio expone la vida como una trayectoria dolorosa, o sea la vida con su ritual y su permanente contradicción consigo misma. La escenografía proponía un ambiente salvaje, desde una visión microscópica de la vida, partiendo de la célula como primera imagen. Un aspecto visual de lo que producía a nivel coreográfico este ballet estaba dado por la magistral escenografía. Un excelente diseño abstracto simulaba como un encaje selvático y primitivo que pendía de lo alto del escenario en ondulaciones, creando como una especie de hongo gigantesco y atómico que acentuaba la narración coreográfica. Memorables el solo del “adolescente” o el inusual “Trio” que tenía un trazado coreográfico irrepetible. Eran cuarenta y cinco  minutos plagados de una excelente coreografía donde ningún movimiento era gratuito, y donde cada desplazamiento  de los bailarines por la escena tenía una intención dramática y dancística emotiva, y sustentada en el propósito conceptual de la obra.  Funciones memorables de “Cantata” atesoramos en nuestra memoria todos los que pudimos disfrutar de esa gran joya coreográfica que es una lástima que ya no exista en el repertorio actual de la compañía.

“Juegos Profanos”, devenido “Cantata” dejó muy mal parados a todos aquellos que lo apostrofaron con los peores dicterios y anatemas, dejando claro, cuando se convirtió en una carta de presentación del BC que el buen arte siempre triunfa por encima de la tozudez y la visión mediocre de cierta burocracia, fue sin dudas una obra maestra de Iván Tenorio donde se conjugaron ideas, y conceptos de conformar un espectáculo dancístico inusual en aquellos tiempos  de una contemporaneidad para la que quizá en ese entonces todavía muchos espectadores no estaban preparados. Una joya que los que vivimos para verla siempre atesoraremos en nuestra memoria como esos recuerdos imborrables y muchas veces necesarios para vivir.

Ángel Alberto Padrón Hernández.

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